Es un privilegio vivir escenas como esta:

¡Qué feliz cuando vio que le quedaban los zapatos!

“¡Mami, son brillantes! ¡Parecen de oro!”.

Alguien pensó que este par de zapatitos ya no era útil, posiblemente no se llegaron ni tan siquiera a utilizar. Pero en los pies de esta pequeña fueron el más fantástico de los regalos.

Tal vez has comprado algo que finalmente no usaste. Quizá te parece que tu casa ya está suficientemente invadida de objetos que jamás emplearás. O puede ser que ya tienes uno y… ¡para qué quieres dos!

Compartir es un gesto humano que nos ennoblece. Nos hace mejores personas. 

Compartir aquello que hará feliz a otro… es un refresco para el alma del que da y del que recibe.

Comparte tus cosas… comparte tu vida.

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